martes, septiembre 12, 2006

Eutanasia y Cuidados Paliativos


¿Qué razón tiene hoy en día la defensa de la eutanasia frente a los cuidados paliativos en unidades especializadas?


La Palabra eutanasia viene del griego y su definición significa: “buena muerte”. Este término que ha evolucionado y actualmente se refiere al acto de acabar con la vida de la otra persona, a solicitud formal y consciente de la misma, en su decisión de finiquitar su vida a fin de evitar el sufrimiento propio. La medicina actual dispone de los resortes técnicos, farmacológicos y humanos como para garantizar que el enfermo terminal no padecerá sufrimiento alguno mientras permanezca en este tránsito de la vida. Los equipos médicos que prestan estas atenciones medico-hospitalarias ha desarrollado los medios necesarios para neutralizar el dolor desde las siguientes áreas: personal médico especializado en los procesos de administración adecuada de las morfinas, equipos psicológicos que trabajan con el enfermo y los familiares, equipo de gestión administrativa con el fin de solucionar situaciones que preocupan al enfermo. Si estos cuidados paliativos de los enfermos terminales se llevasen a cabo en cada uno de los hospitales de la red pública, estaremos impulsando el derecho a una muerte digna. Y no a un “suicidio asistido” como fue el caso del gallego Ramón Sanpedro. Sin embargo, siempre el mejor traje suele tener algunas costuras mal hilvanadas por donde todo este sistema de atenciones paliativas de las unidades sin dolor; no se pudiese adaptar o en precario, cuando un porcentaje de enfermos terminales, que desean acabar con sus últimos días en sus hogares junto a sus seres queridos ¿Pero, quién cuida al cuidador?, que además, suelen acabar exhaustos, en cuanto a las atenciones obvias que requiere el enfermo y sus cuidados técnicos sanitarios y farmacológicos, máxime si no dispone la familia de éste apoyo, y en procesos de larga data. Que requieren de atenciones muy especializadas en cuanto a las medidas paliativas del dolor. Y los familiares de los enfermos que lo han pasado; los presentes y los futuros; nos preguntamos: ¿”Merece la pena conservar una vida enmascarando el dolor de una enfermedad que avanza inexorablemente hacía la muerte o que prevalezca el derecho del enfermo a decidir cuando quiere interrumpir su vida”? Porque al final, la morfina, además de mitigar el dolor o anularlo; que de eso se trata, también puede matar, si las dosis no se administran correctamente. Este será un trabajo de Juristas que deberán de regular las condiciones desde la óptica de unas reglas deontológicas. Mientras las administraciones afectadas no apliquen programas adecuados en sus redes hospitalarias, como algunas comunidades autonómicas ya lo han hecho, como el caso de Extremadura (Buque insignia de las unidades sin dolor).


No hay comentarios: