Como mi intención no es dar clases de política a los políticos. Y mucho menos desde que las ideologías han perecido por dificultad en su práctica. Y hasta en su propia simbología comienzan a proliferar los coloridos múltiples y antiglobalizadores. Dando prioridad a los programas que serán mejores en función del reparto de los dineros públicos en las correspondientes áreas sociales y que serán más eficaces en función de la honradez de los administradores. Sin embargo, como ciudadano creo que se puede aprender y mucho de aquellos políticos gallegos que un día existieron y levantaron su voz con energía gritando en pos de la libertad.
Me estoy refiriendo al sacerdote D. Benito Álvarez (Alma de fuego, verbo ardiente), estos y otro eran sus sinónimos, porque su voz vehículo de sus ideas, conectaban con el pueblo llano cargando sus baterías de ilusión y de cambio al cansado campesino gallego. A cuyos oídos penetraba su "verbo de fuego" como las trompetas del reino, un reino justo donde las huestes atropelladas por el poder identificaban con la ilusión de un cambio quizás, perceptible.
Decía Basilio Álvarez: " Es cien veces preferible la muerte que vivir a merced de tanta ignominia, porque la vida que arrastramos es de las que piden bendecid la generosidad del plomo que nos redimiese del oprobio, cortando nuestra existencia".
(...) Este manifiesto, al mismo tiempo que atraía a una juventud cansada de la mediocridad de una política retauracionista, escandalizaba tanto a caciques como a obispos y terratenientes. De acuerdo con su programa, Basilio inicia su acción de misionalización política por toda Galicia especialmente dando persecución al cacique, (buscándolos en sus propias madrigueras).
El programa de Acción Gallega era muy elemental. La elementalidad puede depender de dos cosas: de haber seleccionado la esencialidad de los problemas o de la simplificación de los mismos. Creemos que la elementalidad de Acción Gallega nacía de lo segundo:
- Redención de foros
- Extirpación del caciquismo
- Cubrir a Galicia de vías de comunicación interiores y conectarlos con el resto de España y del mundo.
- Fomento del turismo
- Protección entusiasta y decidida a las industrias salazoneras, vinícolas e hidrológicas.
- Establecimientos de bancos y cajas de ahorro agrícolas, Cooperativas y Montepíos.
- Procurar la fusión de las asociaciones labriegas.
- Interés por la industria pecuaria.
- Promover el desarrollo e implantación de las industrias rurales.
- No aceptar para Galicia otros diputados de los que vengan a Congreso como representantes de las aspiraciones agrarias.
Este amplio aunque desflecado programa, sería reducido con el tiempo en beneficio de un más estricto objetivo agrario. Basilio era consciente de que Acción Gallega no era un programa político: " ¿Programa? primero, una política negativa de destrucción si queréis, una política quirúrgica de amputación de todo lo viejo, de todo lo leproso, de todo lo engangrenado, haciendo curas de caballo, con mucha vinagre y con bloques de sal sobre las llagas, con rugidos que despierten, con alaridos que conmuevan, con estridencias que crispen, con vehemencias que exalten, una política que desbanque la estatua de Elduayen de su pedestal, y que la reemplace por la de un maestro de escuela o el director de una granja agrícola. Después, ya ahora, porque la revulsión está hecha, la agitación está consumada una política de honradez y humanidad, una política de cultura y de despensa...una política de acción de surco...una política sustantiva que afirme, que reconstruya el viejo solar perdido, que hace cuatro siglos está soterrado"
Puede que los políticos actuales gallegos sepan de la lucha "no política" como él, Benito Álvarez, gustaba referirse a sus inquietudes e ideales de justicia social. Y temblado sus fibras del sentimiento, ante un espejo cargado de verdad.
Decía el poeta José Ángel Valente:
El mundo de mi infancia fue un primer desdoblamiento de mi persona. Yo era el primogénito de una familia con muchos hermanos y por una serie de razones vino a parar a mi casa la biblioteca de un sacerdote, Basilio Álvarez, el fundador del Partido Agrario Gallego –un cura republicano, suspendido a divinis, que se exilió–. Yo oía de pequeño: «pobre Basilio… suspendido a divinis». Lo de suspendido lo entendía, pero a divinis no sabía lo que significaba, pensaba que lo tenían suspendido de una viga. ¡Pobre hombre! Esa biblioteca fue muy pronto mi refugio, pero muy pronto. Hay que situarse en lo que era la España de la inmediata posguerra, una España absolutamente censurada, dominada fundamentalmente por el ejército y por el clero. En aquella biblioteca comencé a asomarme a mundos absolutamente censurados y que fuera de ella no existían ni se podía hablar de ellos. Así me fui convirtiendo en un clandestino.
"Los filósofos han observado que la norma del mundo es ensalzar a los santos muertos y perseguir a los vivos"
Albert Einstein
jueves, septiembre 14, 2006
En Memoria del sacerdote D. Basilio Alvarez (Fundador de Acción Gallega)
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