lunes, marzo 08, 2010

"COBRO EL SALARIO SOCIAL Y LLEVO ESCOLTA"















Estimado Fernando:

Hace un año que te vi paseando por el paseo de Castro-Urdiales, llevabas dos escoltas privados, una pistola que yo mismo te regalé de mis tiempos de Jefe de Seguridad..., y un sufrimiento taciturno que se posaba en tu rostro dejándolo avejentado, lleno de surcos. Me contaste que te habías casado y me presentastes a tu querida esposa que la llevabas su foto en tu móvil, " -Es colombiana-" y yo asenté, es muy guapa.
Cuantos abatares y tardes soleadas hemos pasado en la piel de esta Euskadi, algunas soleadas, y las más en tonos grises y silencios de funerales, ha llovido sobre mojado. Sólo que la lluvia de mi país nunca podrá diluir la sangre derramada de muchos compañeros caídos por las bombas y balas de ETA, sobran los calificativos, en referencia a estas macabras siglas que han golpeado, incluso, en las capas tectónicas de mi tierra ,y la tuya de adopción. Aunque sé que no quieres que te adopten ciertos "menesterosos" que masacran a los samaritanos.
¿Te recuerdas de aquella nuestra intención de escribir una novela basada en tu vida, cuyo título era: "Diario Íntimo de un Concejal en el País Vasco", incluso llegamos a solicitar la bendición de D. José María Aznar, que nos emplazó, mediante senda misiva, al mismo Carlos Iturgaiz. Quedó todo en "aguas de borrajas". Ahora soy yo quién me estoy planteando escribir mi propias vivencias de un escoltado en el País Vasco que se atrevió a presentarse como candidato por el Ayuntamiento de Bermeo, y de ello tú tienes parte, de que yo me hubiese atrevido a dar tal paso.
Hemos estado juntos en varios funerales y en casi todos ha llovido, como lágrimas de impotencia ante la vida que es segada por segalaris, no diré bersolaris porque la poesia como dijo mi admirado poeta vasco, Gabriel Celaya: -"La poesia es un arma cargada de futuro". Pobre poeta que murió casi en la indigencia por hacer uso e instrumento de la palabra LIBERTAD. Me recuerdas a él, el poeta, esos poetas que dedicamos nuestro tiempo a tratar de cambiar las cosas, aún reconociéndonos a nosotros mismos muchos errores, sin embargo, ponemos la vista en lo que creemos que en justicia correspone al hombre: LA DIGNIDAD.
En una tarde de otoños, que quedamos por los bilbaos de Unamuno, me llevastes mi mano a tu costado derechos, tenías una cicatriz y debajo de la misma llevabas un dispositivo electrónico que emite impulsos electricos a tu médula espinal, para cortocircuitar los dolores derivados de los pinzamientos de tu maltrecha columna vertebral. Pero la mayor de tus heridas como muchos acosados y amenazados, son psíquicas, producto de tanta presión política y social.
No sé si enconrarás trabajo. No sé si un empresario del PP o PSOE o simplemente alguién que pueda atender a tu demanda de dignidad se apiade de ti y puedas alcanzas tus anhelos. No sé, si las flores o los laureles no esperan o si mañana lloverá otra vez sobre el frio marmol de los cementerios o si tú o yo u otros decidamos acabar con todo esto por medio de una eutanasia autoimpuesta que nos redima de tanto aprobio, como estamos padeciendo.
He pensado, o más que un pensamiento es una corazonada, ¿ llegará un día en que los cómplices y culpables se sienten en un banquillo de la justicia, al igual que los criminales de lesa humanidad (Proceso de Nuremberg). ¡Ese día llegará y será de justicia!!!.
Sé que tu vida cambiará y que la adversidad que te inviste de negro luto se rasgue y el negro color de la esclavitud, del duelo, de la oscuriad..., resplandezca en blanco de paz y libertad. Llegará un día también, que que la Ley de Víctimas recoja a las víctimas de persecución . Y espero que sea en éste mundo, no sólo en el de las bienaventuranzas.

LAS BIENAVENTURANZAS


Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos , porque ellos posseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
Al menos, amigo Fernando nos queda la fe.