IBAMOS AL RÍO
Observar a la naturaleza es comenzar a amar al hermano lobo. Ayer mientras caminaba por un trazado de senderismo de un pueblo de Euskadi he visto y observado un pequeño "rebeco" que incipientemente le comenzaban a asomar su astas aún envueltas por su cuero o piel. Iba corriendo hacía el río y paró al observarme, no estaba asustado. Pensó, si acaso piensa un pequeño cervatillo; captó mi sed al igual que la misma sed que pensaba yo que él llevaba. Él quizás quiso que yo le guiase a otro manantial. Yo, también iba al río. Sus ojos azabaches me recordaban el luto de los duelos en los cementerios, solo los cipreses son altos y verdes. A ningún ser humano he visto mirarme de tal forma; penetró sus miradas en cada una de mis fibras sensibles que en estos momentos son muchas. Los dos buscábamos el río, yo para mirar como pasa la vida; él para saciar su sed. De los ríos de Euskadi aún no se puede beber agua, si antes no es depurada a través de una planta para tal fin. Sin embargo, la pureza y luto de la mirada del cervatillo; me envió un mensaje de paz, el cuco cantó y dos urracas se cruzaron en mi camino.
Mucho negro entre los pastos verdes; y los robles sin sus ramas brotadas parecían hidalgos vegetales en forma de esqueletos. Arriba molinos (eólicos) de la empresa GAMESA giraban sus aspas sin parar, pensé por un momento que los hidalgos robles iban a autoarrancarse de su tierra ancestral e iban a comenzar a andar, y acometer contra los gigantes molinos de Gamesa. El río bajaba cantarino, el rebeco saltaba sorteando los obstáculos naturales, el cuco me anunció la hora, y las urracas se vistieron de Almodóvar para su próxima película subvencionada.
Observar a la naturaleza es comenzar a amar al hermano lobo. Ayer mientras caminaba por un trazado de senderismo de un pueblo de Euskadi he visto y observado un pequeño "rebeco" que incipientemente le comenzaban a asomar su astas aún envueltas por su cuero o piel. Iba corriendo hacía el río y paró al observarme, no estaba asustado. Pensó, si acaso piensa un pequeño cervatillo; captó mi sed al igual que la misma sed que pensaba yo que él llevaba. Él quizás quiso que yo le guiase a otro manantial. Yo, también iba al río. Sus ojos azabaches me recordaban el luto de los duelos en los cementerios, solo los cipreses son altos y verdes. A ningún ser humano he visto mirarme de tal forma; penetró sus miradas en cada una de mis fibras sensibles que en estos momentos son muchas. Los dos buscábamos el río, yo para mirar como pasa la vida; él para saciar su sed. De los ríos de Euskadi aún no se puede beber agua, si antes no es depurada a través de una planta para tal fin. Sin embargo, la pureza y luto de la mirada del cervatillo; me envió un mensaje de paz, el cuco cantó y dos urracas se cruzaron en mi camino.
Mucho negro entre los pastos verdes; y los robles sin sus ramas brotadas parecían hidalgos vegetales en forma de esqueletos. Arriba molinos (eólicos) de la empresa GAMESA giraban sus aspas sin parar, pensé por un momento que los hidalgos robles iban a autoarrancarse de su tierra ancestral e iban a comenzar a andar, y acometer contra los gigantes molinos de Gamesa. El río bajaba cantarino, el rebeco saltaba sorteando los obstáculos naturales, el cuco me anunció la hora, y las urracas se vistieron de Almodóvar para su próxima película subvencionada.
1 comentario:
Antonio, deberías de seguir tu blog con más frecuencia, hay horas puntas que llegas a tener más de 1.000.000.- de entradas. Al final, conseguirás publicar en cualquier editorial. Yo soy una de tus seguidoras y admiro tus sentimientos que me recuerdan a otros poetas que pasaron por la vida sin que su obra literaria produjese cierta notoriedad. Eres por tanto, un poeta del tono de Blas de Otero, Celaya, del Hierro. Un poeta del pueblo que sabe cercenar dulcemente el tallo de las amapolas.
Un beso
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