...Tengo pocas energías, ayer intenté caminar por la pendiente que llega a la Iglesia de San Roque, Camino Pagasarri ¡¡¡Lo conseguí!!! En el intento me quedé sin hidratos de carbono y seguramente mi glucosa estaba por los suelos, mañana le diré a mi hermana que me preste el tensiómetro y una máquina electrónica que detecta por medio de unos reactivo la glucosa, estos aparatos ya no los necesita mi madre, murió recientemente. Vi a San Roque entre los cristales y los reflejos de toda la naturaleza en su entorno, ni siquiera emití una oración...Ya no queda la viejecita del caserío anexo a su iglesia ni el perro que fielmente cuidaba la zona, y de tanto subir ya se hizo amigo mío, ni siquiera le tiré una sólo vez un mendrugo de pan, sólo lo miraba fijamente cuando me ladraba y así desistía de su ladridos hasta pasar a otro estado de la vigilancia a la amistad; simbolizándolo con un movimiento de cola, tampoco estaba aquel perro. Las cosas cambian muy deprisa, de un día a otro. Al llegar al caserío, me dice Jesús que Urquijo ya nos ha vuelto a cortar el agua, tiene que decidir entre dar de beber a sus ganados o parte de ese agua a nosotros, hablaré con él seriamente. El acuerdo o pacto de la distribución del agua viene de antigüo y lo tiene que respetar, al fin y cabo el Sr. Urquijo, se abastece de los pastos del caserío.
Desde que se enteraron que llevaba escolta las gentes de los caseríos próximos me miran con desprecio y hasta "alguien o algunos" me pintan las pareces del caserón con pintadas amenazantes...Yo sigo, pero no sé hasta cuando, es mucho acoso.
No trato de levantar pena entre los que me seguís en Facebook es una realidad que se puede constatar y también denunciar.