domingo, diciembre 13, 2009

CARTA DE UN SUICIDIO ANUNCIADO.



Ha pasado un año del recibo de esta carta y lo he mantenido sin hacelo público -por eso de no definirla como una "muerte anunciada"-, y afortunadamente no ha sucedido en esta ocasión un fatal desenlace. El escolta privado en cuestión, hoy en día está siendo sometido a un tratamiento psiquiátrico con farmacología fuerte, y aunque su enfermedad amenaza con hacerse crónica ha recuperado la esperanza y el deseo de vivir.

En más de una ocasión y en diversos foros de internet he manifestado que la Ley de Víctimas de Terrorismo sea ampliada objetivamente a las "víctimas vivientes". Y aunque se puede decir que la Ley de Víctimas es buena, adolece de un vicio formal a la hora de englobar a todas las víctimas.

Con la publicación de esta misiva deseo manifestar la cruel realidad de una sociedad que sufre por cada poro de su piel y que deja lesiones psiquicas: además de las víctimas directas a familiares, protegidos y protectores, fuerzas de orden público... Son víctimas de secuelas psicológicas graves.

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